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Conclusiones post-sinodales

25 Oct

tomado de The Wanderer

1. ¿Qué consiguió el Sínodo? Nada. Nada más que aguas de borrajas para todos. Un documento diluido que dice más de lo mismo, sin las definiciones claras que buscaban los obispos católicos y sin las innovaciones que pretendían los progresistas.  
2. ¿Qué consiguió Bergoglio con el Sínodo?En primer lugar, mantener a la Iglesia durante dos años en un estado de permanente estrés, dividida, con agresiones entre sus miembros y con heridas de difícil curación. Consiguió hacer daño con la vieja táctica peronista que conocemos muy bien en Argentina: poner a unos contra otros para que el líder salga ganando y acumule poder. Consiguió también desenmascararse: los progresistas estarán ya anoticiados que es un saltimbanqui incapaz de realizar las reformas que les prometió a cambio de votos. Los católicos de todo el mundo, y no sólo los argentinos, saben ya que es un mono con navaja, peligrosísimo personaje con un enorme poder.  
3. ¿Qué decir del punto 85, que fue aprobado con la diferencia de apenas un voto? “Es por tanto deber de los presbíteros acompañar a las personas en el camino del discernimiento, según las enseñanzas de la Iglesia y las orientaciones del obispo”. Se estudiarán los casos de cada divorciado vuelto a casa y “el coloquio con el sacerdote, en foro interno (en confesión), sirve a la formación de un juicio correcto de lo que obstaculiza la posibilidad de una plena participación en la vida de la Iglesia (del divorciado) y sobre los pasos para favorecerla y hacerla crecer”. Podrán corregirme los que conocen más que yo de teología y de cánones, pero me parece que aquí no hay nada nuevo. Más aún, el discernimiento en el foro interno es doctrina católica, y es de sentido común. El único problema que veo es que tal discernimiento lo hagan con el sacerdote, pues ya todos sabemos que la inmensa mayoría de los sacerdotes de hoy, apenas si saben suficiente teología y moral para recitar el Credo, en el que probablemente no crean. Dudo de la calidad de discernimiento que algunos de ellos podrán proporcionar a los fieles.
4. ¿Hay algo nuevo en este punto? Los periodistas, muy decepcionados como bien puede notarse por ejemplo en el artículo de la Piqué en La Nación de hoy, se agarran de del punto 85 para presentar el sínodo como una “éxito de la línea aperturista del Papa Francisco”. Y es falso. El famoso discernimiento para el caso de los recasados se venía haciendo en el mundo desde hace décadas. Las personas divorciadas de un primer matrimonio y vueltas casar que quería participar en la vida parroquial y acercarse a la comunión, que no son una multitud, hace años que lo hacían. Tal como fue el caso del Motu Proprio que regula los procesos de nulidad matrimonial, se trata, en todo caso, de un blanqueo de situaciones que se daban de hecho. 
5. ¿Qué lección le quedó a Bergoglio del Sínodo? Que los obispos del mundo no son como los borreguiles obispos argentinos a los cuales estaba acostumbrado a mandar. Se ha dado cuenta que Pell, Sarah, Dolan, y muchos otros americanos, canadienses, africanos y europeos del este no son serviles y que ganaron la batalla. Aún teniendo todos los resortes del poder y habiendo hecho todas las trapisondas posibles, lo derrotaron. El punto más peligroso y más buscado por los progresistas era lograr algún ablandamiento acerca de la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad, lo que fue rechazado de plano y con dureza:  “En cuanto a los proyectos de equiparación al matrimonio de las uniones entre personas homosexuales, no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni remotas, entre las uniones homosexuales y el diseño de Dios sobre el matrimonio y la familia” (76).
6. ¿Qué lección le queda a la Iglesia del Sínodo? Que hay un buen grupo de obispos verdaderamente preocupados por conservar el depósito de la fe y dispuestos a luchar si a algún malandra se le ocurre tocarlo. En este sentido, el resultado del Sínodo implica un moderado optimismo para los fieles católicos. Y también ha quedado claro qué es lo que Bergoglio quiere hacer con la Iglesia. Un dato relevante que destaca Westen es que los padres sinodales que proponían las posiciones más escandalosas y reñidas con la fe, eran los que habían sido elegidos personalmente por Bergoglio y no por sus pares obispos. Es el caso de los americanos Cupich y Wuerl. A nadie se le escapa que el Papa les habrá dicho bien clarito qué es lo que quería que dijeran o que, al menos, ellos no dirían nada sin su aprobación. 
7. ¿Qué demostró el Sínodo? Que Bergoglio es el “Papa del mundo” y no el Papa de los católicos, para ponerlo en términos simples. Con esto quiero decir que su prestigio y autoridad los recibe de parte de los poderes del mundo (prensa, gobiernos, farándula, etc.) y no de los obispos o de los fieles católicos, excepto los progresistas. Este dato no le pasará desapercibido y, probablemente, en lo sucesivo acreciente su construcción de poder en esos sectores ajenos a la Iglesia para poder condicionar a la Esposa de Cristo.  
8. ¿Cómo quedó Francisco? Las homilías que descargó durante toda la semana pasada en Santa Marta y el discurso de clausura del Sínodo demuestran que está furioso porque ha sido derrotado, y eso significa quedar debilitado y perder poder. Un “ávido del poder” como Bergoglio, que a la maldad personal le añade las perversas mañas de la Compañía, en estas circunstancias es un personaje de cuidado. Como león herido, va a lastimar a cuantos pueda y va va a cejar en su empeño de “modernizar” a la Iglesia, aunque deberá buscar otro modo de hacerlo.
9. ¿Qué se avizora? Un efecto del Sínodo no querido por la camarilla de Bergoglio, es que polarizó las posiciones y aglutinó a los obispos católicos que se dieron cuenta quién es el que tienen enfrente. Si tuviéramos un cónclave dentro de poco -Dios así lo quiera-, ciertamente sería elegido algún cardenal que representara la línea diametralmente opuesta a la de Francisco. El Sínodo sirvió para medir fuerzas, y está a la vista quiénes ganaron. Por supuesto, el próximo Papa deberá enfrentarse a los ataques más descarnados y crueles de los poderes de este mundo que lo estarán midiendo continuamente con su antecesor, y destrozándolo en la prensa.
10. ¿Cómo queda la figura de Bergoglio? Como la de un gran vendedor de humo: armó un circo en el que él, como payaso en jefe, actúa semanalmente vendiendo la imagen de una Iglesia que se adapta al mundo y reinterpreta el Evangelio a la luz de los tiempos. Los medios de comunicación, como un huracán planetario, se ocupan de esparcir el humo por todos los rincones del orbe. En la realidad, nada, o muy poco realmente cambia, porque las puertas del infierno no prevalecerán. Pero a Bergoglio como al Príncipe de este mundo, no le interesa la Iglesia real; le interesa más bien la iglesia que él construye con humo, que es la que se presenta al mundo, la que confunde, la que engaña, la que fornica con los poderes de las tinieblas.